jueves, 12 de diciembre de 2019

Arte

ARTE Y SINCRETISMO


El sincretismo en el arte la pintura y la escultura en México

El encuentro de dos mundos, el azteca y el español en México, constituyó no sólo un cambio en la dinámica del poder sobre la vida económica y política, sino también en la forma de cómo se creaba el arte, tanto en la pintura, la arquitectura como en la escultura. Además de cambios en la técnica de arte, la conquista de México también desarrolló una nueva función del arte para los españoles, ya que al principio de la conquista, el arte funcionaba como herramienta educativa para la evangelización del indígena.
La historia de la conquista en México atestigua cómo los españoles reprimieron e intentaron destruir casi todos de los elementos culturales aztecas especialmente en el área de su religión y sus creencias del mundo espiritual. A pesar de ello, aspectos artísticos de esa cultura sobrevivieron, habiendo captado la espiritualidad de los indígenas, durante los siglos 15 y 16. Estos aspectos formaron un sincretismo con aspectos españoles e indígenas.
En este caso, la definición del sincretismo es la unión de formas o conceptos indígenas y europeos para producir nuevas tradiciones o creencias, ya sea en el ambiente religioso o artístico (Rostworowski 2). Jacques Lafaye en su trabajo sobre el sincretismo señala los elementos de la religión azteca que desarrollaron formas alternativas para preservar su herencia (18). Se construyó nuevas representaciones sincréticas con las técnicas artísticas traídas por los españoles y las del azteca para crear pinturas y la arquitectura de varias iglesias en las regiones en Puebla, Oaxaca, y la ciudad de México.

Varias preguntas surgen sobre el sincretismo en el arte de México. Primero, ¿qué significa el sincretismo del cristianismo con elementos de la vida espiritual de los aztecas? ¿Fue un tipo de resistencia conciente de los indígenas a esta nueva religión? ¿Cómo resignifican los objetos sagrados durante el tiempo de la conquista? Bajo una evangelización exigente de los indígenas, ¿cómo es posible que los sacerdotes a cargo de este proceso aceptaran el uso de imágenes provinientes de un universo espiritual pagano? En este trabajo intentaré responder a estas preguntas presentando el impacto del sincretismo, no sólo en la evangelización de los indígenas, sino también en el arte de México.

Antes de describir como se dio este sincretismo en el arte, es preciso discutir sobre varios aspectos sincréticos en los mitos y leyendas de México y como éstos contribuyeron, concientemente o no, al sincretismo en el arte. Durante el tiempo pre-colombino, Quetzalcoatl, como dios fue importante en las vidas de los aztecas, toltecas y olmecas. También conocido como la serpiente emplumada, Quetzalcoatl era considerado el creador de la vida y la civilización. Según la historia, Quetzalcoatl enseñó a cultivar el maíz a los indígenas de México. Fue reconocido como un dios benévolo que también podía manifestarse como ser humano. Su gemelo, Tezcatlipoca era el aspecto negativo del universo y causó que Quetzalcoatl fuera exiliado del mundo. Antes de irse, Quetzalcoatl anunció que regresaría a la tierra en el año primera caña. El carácter mesiánico de Quetzalcoatl tiene un paralelo con Jesucristo. Este hecho hizo posible la conexión entre el dios azteca y el cristiano. Es más, las dos religiones también compartieron el concepto del fin del mundo o el Apocalipsis. La coincidencia de la llegada de Hernán Cortez durante el año cuando los aztecas esperaban el regreso de Quetzalcoatl causó que, al principio, Moctezuma II pensara que Cortez era el dios Quetzalcoatl. Según Lafaye, este encuentro es el primer ejemplo de un sincretismo de una encarnación en el tiempo colonial (149).

Las semejanzas entre Quetzalcoatl y Jesucristo, además de otras, sirvieron como herramienta para que los franciscanos hicieran más fácil la conversión de la población azteca al cristianismo. Fray Bernardino de Sahagún escribió en su Historia General de las Cosas de la Nueva España (1558-1569) documenta la historia y las prácticas religiosas de los aztecas (Lafaye 142). El propósito de Sahagún era armar a los franciscanos con un conocimiento de las tradiciones aztecas para poder extirpar la idolatría de manera más efectiva. La Historia General de las Cosas de la Nueva España presenta algunas contradicciones sobre el significado de Quetzalcoatl. Aunque el quinto capítulo del Libro 7 presenta a los aztecas como seguidores de una religión monoteísta que sólo adoraba a Quetzalcoat.Sahagún después declara en contra de seguir tratando de asimilar a Quetzalcoatl al cristianismo (Lafaye 144). Proclamando que Quetzalcoatl había muerto y vivía en el infierno donde el Dios verdadero lo había mandado, Sahagún quería evitar cualquier movimiento de elaborar una identidad mesiánica de Quetzalcoatl.

El sincretismo en la arquitectura y escultura en las iglesias

Hay evidencia de un sincretismo entre la alabanza de dioses aztecas y el Dios cristiano. Varias piezas de arquitectura de las iglesias en México denotan el estilo tequitqui, es decir arte que demuestra un aspecto o estilo indígena (Weismann 139). Un ejemplo del arte tequitqui son los cuadros religiosos hechos con plumas durante el principio de la conquista. Se presentará más sobre este estilo en la siguiente sección. El estilo tequitqui se puede observar en las puertas de ciertas iglesias, cruces en los patios de iglesias y otros sitios también. En la primera foto vemos una pila bautismal con la fecha escrita con el símbolo del conejo y cuatro puntos, manera de cómo los aztecas denotaban el año. En el calendario azteca, el conejo simboliza el día de servicio o entrego a un dios. La unión de este concepto con el bautismo cristiano puede ser un ejemplo de sincretismo en la religión. Los aztecas también utilizaban la práctica de bautizar a los bebés inmediatamente después de su nacimiento. Esta pila fue hecha en 1562. Se encuentra en el monasterio franciscano de Acatzingo, Puebla.

Educacion en la Conquista

EDUCACIÓN DURANTE LA COLONIA

La Educación

La política educativa de la Corona potenció la creación de colegios para indios y mestizos, mientras descuidaba la enseñanza de los niños españoles.
Colegios como el de San Bernardo de Cuzco eran excepcionales. La situación era diferente en la enseñanza superior, ya que el ingreso a las universidades estaba prohibido a quienes no fueran españoles. La enseñanza para los indígenas se centró en los colegios de las órdenes regulares. El primer colegio lo fundaron los franciscanos en Santo Domingo en 1513, junto a su convento. A mediados del siglo XVI los franciscanos tenían unos 200 colegios en México, y los dominicos unos 60 en Perú. Algunos establecimientos se centraban en la educación de los hijos de los caciques. Éste fue el caso del colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, fundado en 1536, que tuvo hasta mil alumno y sirvió de modelo en Puebla, Bogotá, Quito o Lia. El colegio de San Juán de Letrán, creado en 1547, era para los mestizos. Muchas enseñanzas de artes y oficios, como la fundada por los franciscanos en México. Talleres-escuela también se vieron en los hospitales-pueblos de Vasco de Quiroga. Una parte de la enseñanza superior estuvo a cargo de las órdenes religiosas, especialmente de jesuítas y dominicos. En este sentido se diferenciaban las universidades mayores u oficiales fundadas en México y Lima en 1551 de las menores o religiosas, vinculadas a algún colegio o convento. La creación de estas universidades requería una doble autorización: papal y real.
La primera se creó en 1538 en Santo Domingo y a lo largo del siglo XVI surgieron otras en Lima (Universidad Mayor de San Marcos), La Plata, La Paz y Quito. En el siglo XVII se fundó la Universidad Real y Pontificia de San Carlos, en Guatemala, y se crearon dos en Quito y en Bogotá, entre ellas la Javeriana, junto a otras en Cuzco, Chuquisaca y Córdoba.




La extirpación de idolatrías

La labor evangelizadora tuvo como fin convertir a los indígenas en practicantes de la fe católica. Para ello buscaron la forma de acabar con las prácticas idolátricas que los vernaculares poseían, atacando a sus principales dioses y destruyendo todo signo de culto (huacas, apachetas, mallquis, etc.). Durante todo el siglo XVI los religiosos crearon una forma única para que los evangelizadores y doctrineros realicen su labor con efectividad. Sin embargo, los misioneros se daban cuenta que el culto a los dioses andinos como Pariacaca o Illapa continuaban, pese al esfuerzo de las órdenes religiosas por detenerlo.

Frente a ello los doctrineros tomaron una decisión: se realizaría una caza de todos los ídolos y dioses andinos para la total erradicación del culto "idolátrico" en los Andes. En el siglo XVII se dieron tres campañas de extirpación de idolatrías y tuvieron los frutos esperados.

Entre las acciones tomadas por los doctrineros resaltan las penas impuestas a los hechiceros o líderes de los cultos, que eran los encargados de oficiar los ritos paganos. Para buscar a estos "hechiceros" y a los dioses andinos se realizaron visitas especializadas que se dedicaron a buscar los dioses andinos, estudiarlos detenidamente y finalmente destruirlos. Los visitadores debían conocer a fondo la lengua vernacular pues no debían fallar en la interpretación de la fe al idioma materno de los andinos.

La pervivencia del culto andino puede interpretarse como una forma de resistencia a las costumbres españolas y una forma de preservar las tradiciones de cada ayllu. Estas formas de resistencia tuvieron diferentes matices, ya que el culto ya no se restringía a las huacas (entendiendo esta palabra como todo lo que designa lo sagrado), sino que su poder se extendió a incluso solo trozos de los ídolos, los que se podían ocultar con facilidad. Así, una piedra sin ninguna forma extraña pasaba desapercibida para el doctrinero, sin embargo para los andinos esta insignificante roca poseía atribuciones divinas. Otra forma de camuflar el culto andino fue a través de figuras religiosas como Jesús, la virgen María o santo Tomás. Esta fue la más ingeniosa forma de pervivencia del culto, pues los doctrineros no pudieron darse cuenta sino hasta muy entrado el siglo XVII.

La extirpación de idolatrías atenuó en forma dramática el culto vernacular pero no lo exterminó por completo. Este pervivió por muchos años, inclusive hoy en día es posible apreciar el culto a la pachamama o las ofrendas en honor a los apus tutelares, ejemplos de una larga tradición religiosa andina.

Cabe resaltar que estas campañas tuvieron otros móviles mas allá del evangelizador. La apropiación de laicos y religiosos de los terrenos ocupados por las huacas o la búsqueda de ídolos como forma de obtener oro o plata evidencian el usufructo que desearon obtener ciertos individuos de las visitas.

Se suele dividir las campañas de extirpación del siglo XVII en tres etapas: la llevada a cabo por Francisco de Ávila entre 1609 y 1619; la de Gonzalo de Ocampo entre 1625 y 1626; y la última realizada por el Arzobispo Pedro de Villagomez entre 1641 y 1671.